Las cifras son alarmantes. Actualmente, en Chile se usa el doble de agroquímicos que el promedio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), siendo el país de este grupo que más agroquímicos aplica en sus sistemas productivos agrícolas. A lo anterior se suma, por un lado, el aumento de los precios de los fertilizantes que en algunos casos, como en la urea, sobrepasa el 100% y, por otro, la existencia de nuevas y más agresivas plagas y enfermedades agrícolas, junto a mayores niveles de contaminación de las aguas y de los suelos a nivel mundial.
Ante este preocupante y complejo escenario, y enfocadas en plantear una alternativa sostenible, un grupo de investigadoras de INIA Quilamapu, encabezadas por la ingeniera agrónoma Lorena Barra-Bucarei, desarrolló la tecnología conocida como Endomix T1, un producto generado en base a una mezcla de dos cepas de microorganismos (hongos) endófitos del género Trichoderma. Lo significativo es que estos pueden habitar dentro de la planta y entregarles, desde allí, múltiples beneficios, algo similar a lo que hacen los probióticos en los seres humanos, promoviéndoles el crecimiento por diversos mecanismos.
Ambas cepas de hongos benefician de manera integral a algunas especies de hortalizas, como lechuga, maíz, pimiento, ají, pepino y tomate, haciéndolas más fuertes ante algunas enfermedades. “En la medida que Endomix T1 sea inoculado (suministrado) en etapas tempranas del desarrollo de las plantas, se obtienen mejores resultados en la promoción del crecimiento” explicó Barra-Bucarei.
La investigadora de INIA Quilamapu y doctora en ciencias agrarias, agregó que la creación de este producto tiene como finalidad facilitar el uso en el campo por parte de la pequeña agricultura. “Lo que hicimos fue juntar cepas endófitas que promueven el crecimiento, y las pusimos en un envase, que a su vez contiene pequeños envases con las dosis justas para ser utilizadas por un pulverizador o bomba de espalda”.
El desarrollo de la tecnología Endomix como probiótico de planta, significó que en el año 2021 se adjudicaran el “Premio Científico Innovador”, otorgado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) y la Universidad de Los Andes, por facilitar el uso de productos que contribuyan al cuidado natural de los cultivos.
Divulgación a la comunidad
En el marco del proyecto FNDR “Transferencia tecnológica y extensión agropecuaria para productores de la provincia de Arauco”, que financia el Gobierno Regional del Biobío, las investigadoras de la unidad de bioinsumos de INIA Quilamapu, Lorena Barra-Bucarei y Javiera Ortiz mostraron los beneficios que presenta en huertos de hortalizas, cereales, flores y frutales menores, el uso de los bioinsumos. En estas actividades que se extendieron por dos días, participaron estudiantes y agricultores de las comunas de Cañete y Curanilahue.
El coordinador del proyecto, Rodrigo Avilés, sostuvo que «hemos podido generar instancias de capacitación y difusión de prácticas innovadoras, que contribuyan al desarrollo de los cultivos de la provincia”. El profesional de INIA Quilamapu destacó “el alto interés de productoras, productores, equipos técnicos y también estudiantes del Liceo Técnico Alonso de Ercilla y Zúñiga y de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, quienes, en una forma práctica, han participado de las diversas actividades organizadas».
Al respecto, el director del liceo, Mario Contreras, consideró esta capacitación como “muy relevante”, especialmente para la especialidad agropecuaria que imparte. “Son conocimientos que van a adquirir nuestros estudiantes, para que, en un futuro, puedan aplicar este tipo de estrategias innovadoras”, indicó, además de resaltar el vínculo existente hace un tiempo con INIA, lo que permite la entrega de nuevas herramientas a los estudiantes. En ese mismo sentido, el alumno Matías Carrillo, quien participó de la capacitación, indicó que “me pareció entretenida y con buena información (…), tengo la idea a futuro de seguir con alguna carrera del área de la agronomía”.
En tanto, el agricultor Juan Pincheira, del sector Cayucupil en Cañete, consideró interesante esta nueva alternativa de utilizar microorganismos para fortalecer los cultivos. “Uno siempre termina en lo químico, pero, de acuerdo a lo que está pasando en el mundo, es tiempo de que empecemos a probar nuevos productos y producir algo sano para nuestra salud. Yo siempre hago mis propios abonos, lo que me permite ahorrar dinero. Ahora comenzaré a aplicar Endomix”.
Tras finalizar las actividades de capacitación, la investigadora Lorena Barra-Bucarei reforzó la necesidad de impartir asignaturas donde se enseñe la importancia de los bioinsumos en la agricultura: “hay que motivar la curiosidad de los niños cuando estudian biología (…) existe una disciplina que se llama biomímesis, que consiste en mirar la naturaleza y copiar lo que ella hace; bueno, nosotros la observamos y vimos que las plagas se controlan con otros microorganismos y lo llevamos a un producto”, haciendo referencia a Endomix. Agregó que “en la enseñanza media, se debiera hablar de los microrganismos benéficos y de sus múltiples aplicaciones, mientras que, para las escuelas agrícolas y universidades, debiera ser obligatorio impartir un ramo sobre bioinsumos para la agricultura sostenible”.